Cáritas quiere ser testimonio de la fraternidad de la comunidad diocesana, ejercida de manera especial con las personas más empobrecidas y excluidas, con el fin de ayudar a construir una sociedad más justa, participativa y solidaria que pueda ser comienzo del Reino de Dios.
Dicha construcción pasa por un cambio significativo de las estructuras sociales, económicas y políticas que generan pobreza, desigualdad y marginación. Y eso lo hace mediante el compromiso cristiano de todos sus agentes: personas voluntarias y contratadas, socios, colaboradores, directivos y técnicos, que se empeñan en conseguir una sociedad cohesionada, solidaria y justa donde todos quepan y participen de manera equitativa.